Atrás quedaron los días en que el Manchester United era un equipo de temer. Se ha convertido, hoy por hoy, en un cuadro de mitad de tabla para abajo. Los Rojos, porque ya no son Diablos, volvieron a caer por Premier. Ni en el día después de Navidad pudieron darle una alegría a sus hinchas. Fue victoria de un laborioso y superior Wolverhampton en el Molineux.
El encuentro tuvo una figura descollante. Matheus Cunha se encargó de mover los hilos del ataque. El ex Atlético de Madrid parece haber encontrado su lugar en el mundo. El brasileño se despachó con un tremendo golazo desde el córner a los 58 minutos. Nada pudo hacer Onana. Lo sufren los porteros de Ruben Amorin. En cuestión de una semana, les hicieron dos goles olímpicos.
Jugaba en desventaja el United por la expulsión de Bruno Fernandes. El portugués se fue a los vestuarios apenas comenzado el segundo tiempo luego de una falta sobre su compatriota Semedo debido a un control largo. Las malas noticias no paraban.
Ni el ingreso de Casemiro, Eriksen y Garnacho lograron darle a los de Old Trafford el fútbol y rebeldía que necesitaban para engancharse al partido. La confusión de los de blanco fue aprovechado por los de Gary O’Neil. En la última del partido, la figura Cunha habilitó al coreano Hwang Hee-Chan para el 2-0 definitivo de un Boxing Day olvidable para los Red.
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