
Red Bull aprendió la lección. En 2024 a Verstappen se le atragantaron los circuitos de baja carga aerodinámica, no es casualidad que no subiera al podio en Spa, Monza, Bakú ni Las Vegas en el año de su cuarto Mundial; y que la peor carrera por prestaciones puras fuera el GP de Italia, que Max terminó sexto a 37 segundos de Leclerc y los McLaren.
A grandes males, grandes remedios: la fábrica de Milton Keynes proyectó un paquete aerodinámico específico para Monza en 2025, con idea de limitar esa pérdida de rendimiento, pero han excedido las expectativas. Ni siquiera en Red Bull anticiparon una victoria tan contundente como la de Verstappen el domingo en el Templo de la Velocidad, con 20 segundos sobre Norris y Piastri. Fue la tercera victoria del holandés en este curso, aunque las opciones de título son mínimas.
“Se decidió hace un año, y fue una buena decisión. El alerón trasero (nuevo) funcionó bien. En 2024 fue un momento difícil para el equipo y se ha hecho un trabajo increíble de análisis para llegar este año con una solución específica. Parece que se ha sobrepasado el objetivo, porque el coche estaba en una ventana mucho mejor en comparación con otros circuitos”, reconoce Laurent Mekies, team principalde Red Bull desde el fulminante despido de Christian Horner en agosto.
El ingeniero francés no se olvida de la chispa adecuada: “Max hizo un trabajo brillante porque era muy difícil cuidar el balance del coche con un alerón tan pequeño. Por eso utilizamos niveles de alerón diferente en los dos coches”, aclara Mekies. Tsunoda no era competitivo con un alerón tan extremo como el de Verstappen.
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