Max Verstappen es claro dominador de la Fórmula 1, pero esta temporada tiene que lidiar con las positivas actualizaciones de Mercedes y, principalmente, de McLaren. El piloto neerlandés no sólo deberá competir con los pilotos que le pisan los talones, sino también con las secuelas que le dejó el accidente en Silverstone 2021.

En el Gran Premio de Gran Bretaña de hace tres temporadas, los monoplazas de Hamilton y Verstappen chocaron. El coche de Red Bull terminó gravemente afectado y alcanzó una velocidad de 51 G al momento del impacto con las llantas de soporte. Es decir, el monoplaza de Red Bull que pesaba casi 745 kg pasó a cerca de 40 toneladas, 51 veces su peso.

“Desde mi accidente en Silverstone, he tenido problemas con problemas de visibilidad, especialmente en circuitos ondulados —Bakú o Singapur— o en aquellos con muchos carteles publicitarios —Miami— a los lados de la pista. He estado luchando mucho desde entonces”, declaró el piloto de Red Bull.

“En esa carrera no sólo luchaba contra Lewis, sino también contra las imágenes borrosas. ¡Era como conducir una lancha rápida a 300 km/h! Nunca había contado esto antes, pero durante unas vueltas fue tan malo que pensé seriamente en apagar el coche”, prosiguió.

Carreras más tarde, en el Gp de Estados Unidos, el tricampeón del mundo notó que algo no estaba bien: veía borroso. Pese a la dificultad con la vista, el neerlandés se llevó la carrera para encaminar su primer campeonato mundial de pilotos en la máxima categoría.

“Lo único que me ayudó aquella carrera de Austin fue concentrarme en mi respiración con Lewis respirando en mi cuello. Una victoria importante que necesitaba con urgencia en la pelea por el campeonato mundial”, concluyó Max Verstappen.